jueves, 1 de mayo de 2014

Ciudades educadoras

En la última clase de la asignatura vimos, y hablamos, sobre las ciudades educadoras; ciudades que se plantean el objetivo común de trabajar conjuntamente en proyectos y actividades para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Algunas de las ciudades españolas asociadas a este proyecto son A Coruña, Barcelona, Córdoba, Gandía, Madrid, Pamplona, entre otras muchas.

Para llevar a cabo los proyectos y actividades, estas ciudades redactan una carta en la que reflejan sus principios básicos como ciudades comprometidas con el proyecto de aprendizaje de los valores convivenciales en la ciudad.

La carta de las Ciudades Educadoras se divide en tres principios básicos. El Principio I se titula Derecho a la Ciudad Educadora y habla del derecho de todos los ciudadanos/as a la educación en la ciudad, no solo en la escuela y a la educación formal, sino también en el entorno. Se plantea una política que incluya educación formal, no formal e informal y que fomente la libertad de expresión, la diversidad cultural y la igualdad mediante esta educación, para formar ciudadanos/as que sepan que están respaldados por unos derechos y que han de cumplir unas obligaciones para el funcionamiento de la ciudad.
Aquí la Educación Social juega un papel muy importante pues como educadores/as debemos educar en valores y educar para la implicación de las personas en los asuntos de la ciudad que les atañe, es decir, llamando a dichos ciudadanos/as a participar y a sentirse parte de la ciudad. Hay que proporcionar las herramientas necesarias para que las personas de cada ciudad sientan que son responsables de su propia ciudad y lleguen a comprometerse con ésta y con los demás ciudadanos/as para aportar y trabajar en comunidad por una ciudad mejor que llegue a satisfacer sus necesidades particulares.

El II Principio se titula Compromisos de la ciudad con las personas. Las Ciudades Educadoras se comprometen a dar valor a la cultura tradicional de cada lugar, a cuidar los orígenes de las ciudades para que todos/as, jóvenes y mayores, conozcan la historia, la cultura y las tradiciones propias de cada lugar.
También se habla de un compromiso por convertirse en ciudades abiertas que permitan el contacto entre sus habitantes, fomentando así una participación ciudadana basada en el trabajo en equipo, el respeto mutuo, la información desde la propia ciudad hacia la ciudadanía...
Estas ciudades educadoras están comprometidas a hacer un proyecto educativo de ciudad invirtiendo en cultura, equipamientos y servicios del interés y utilidad de sus habitantes. Esto, como educadores/as sociales, sabemos que es importante pues si una ciudad invierte en cultura, sus habitantes se interesarán por aquello que se oferta y podrán tener un acceso mucho más cercano al arte y la cultura, pues muchas personas no tienen la oportunidad de estar en contacto con las artes en general.
Sabemos también que de cada ciudad salen personas "buenas en algo", esto es porque su propia ciudad ha invertido en aquello en lo que destacan, haciendo que puedan aprender y desarrollar aún más esa habilidad; por tanto, las Ciudades Educadoras quieren proporcionar a todos los ciudadanos/as, sin hacer distinciones, la oportunidad de aprender, ampliar conocimientos y satisfacer sus necesidades artísticas, culturales, deportivas, etc.

El último de los principios de la carta de las Ciudades Educadoras es el Principio III titulado, Al servicio de las personas, en el cual se explica que cada uno de los compromisos va destinado a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos/as
Las Ciudades Educadoras crearán redes entre las propias ciudades para promover el encuentro de las personas y que sean ellas mismas las que intercambien sus propias experiencias.
También se procurará a las familias la educación necesaria para educar a sus hijos/as en valores para conocer la ciudad y convivir en ella, ofreciendo así programas de Educación Social, pues como educadores/as debemos enseñar el valor de la convivencia en la ciudad para que todos vivamos de la manera en que nos gustaría pero respetando al otro y que el otro nos respete a nosotros mismos; un respeto mutuo que se consigue a través de la educación.

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