ESPACIO PÚBLICO Y CIUDAD

Trabajando el texto de “Espacio público y ciudad” de Zaida Muxí, el grupo considera necesario definir el concepto de ciudadanía ya que será un concepto importante a lo largo del desarrollo de esta asignatura.

Ser ciudadano/a implica tener unos derechos, que podemos clasificar en derechos políticos (derecho al voto, a la asociación, a la manifestación, ocupar un cargo público, etc), derechos sociales (derecho a la vivienda, a la educación, a la sanidad, servicios sociales, etc) y derechos culturales, derechos que no están fundamentados pero que consideramos que todos/as como ciudadanos/as debemos tener acceso a este bien, a crear y disfrutar de la cultura, participando, de forma activa, en la vida social y cultural de nuestro entorno tanto individual como colectivamente.

Pero… ¿ser ciudadano/a solo implica tener unos derechos?

Todo derecho implica que el ciudadano/a también se deba a unos deberes, es decir, como ciudadanos/as tenemos una responsabilidad. Estas responsabilidades implican la elección de nuestros representantes de forma democrática, cuidar, respetar y proteger nuestros espacios públicos de forma que los siguientes ciudadanos/as que quieran hacer uso puedan hacerlo sin que se note que hemos estado nosotros/as, contribuir a la financiación mediante impuestos de los gastos e inversiones del Estado, dentro del concepto de justicia y equidad, etc.

Y… ¿cómo aprendemos todo esto?

A través del proceso de socialización, al que también clasificaremos de tres formas.

Socialización primaria se refiere a la familia nuclear, a la familia extensa… en definitiva a las primeras relaciones que establecemos en nuestra vida.

Socialización secundaria se refiere al grupo de iguales, la escuela, el barrio, instituciones donde participa el individuo, etc.

Por último, la socialización terciaria es aquella a la que recurrimos cuando alguna de las anteriores falla.

Cuando venimos al mundo nos encontramos con estos entornos y con unas formas de vida ya establecidos de los cuales tenemos que aprender y adaptarnos. En los procesos de socialización intervenimos de manera directa, aprendiendo a convivir con y en nuestro entorno. Por lo tanto, ¿el entorno configura lo que somos y parte de lo que seremos?

El entorno no siempre es neutro; entonces, creemos que según como se configure el entorno, influirá en nosotros/as de una forma u otra, porque esa configuración lleva implícita unas intenciones; por ejemplo, según el modelo de los equipamientos de una ciudad se definen los usos que se le va a dar y esto contribuirá a tener unas relaciones u otras, a crear unos vínculos o no, a darle vida a nuestra ciudad o simplemente transitarla sin más, etc.

Todos estos espacios y equipamientos son creadores de comunidad o no, puesto que se pueden crear barrios aislados, por ejemplo.

Estos espacios y equipamientos públicos son esenciales para nuestra formación y para lo que aprendemos sin darnos cuenta, ya que no solo aprendemos en la escuela. También contribuyen al desarrollo personal, es decir, cuando un conjunto de individuos son buenos en algo, eso quiere decir que en su zona hay una buena base, de algo que se ha aprendido anteriormente.

En el texto también se habla de la convivencia, que se refiere a los hábitos y costumbres que adquirimos y reproducimos a lo largo del tiempo; nosotros/as observamos a los demás ciudadanos/as y adquirimos las prácticas.

Los espacios públicos tienen que favorecer el reconocimiento y la pertenencia de toda la ciudadanía.

Para finalizar, las decisiones que se tomen en un barrio nunca son neutrales, detrás de dichas decisiones se esconde un modelo ideológico.

Por lo tanto, no es lo mismo un modelo de ciudad en el que se favorecen las relaciones, la interacción de sus individuos, que un modelo de ciudad que solo prima el individualismo, la circulación vial, etc. El equipo de trabajo ha creído conveniente relacionar estos contenidos vistos en clase con un vídeo de unos estudiantes de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Granada que hablan sobre los lugares de esta ciudad y los “no-lugares”. Un lugar para que tenga relación, vida, tiene que tener personas que la habitan y que a la vez crean unos vínculos con ella a través de los usos que se le da al espacio, las experiencias, etc.